Riesgos empresariales: Qué son y cuáles son sus tipos
Uno de los aspectos más importantes a la hora de crear y dirigir una empresa es comprender y gestionar el riesgo. Este se define como «la posibilidad de sufrir un daño o una pérdida; un peligro» Cuando se trata de negocios, hay muchos riesgos empresariales que los empresarios deben conocer, pues al entender y prepararse para el riesgo, los empresarios pueden aumentar sus posibilidades de éxito.
El riesgo empresarial es la posibilidad de que un acontecimiento o acción tenga un impacto negativo en el rendimiento de la empresa. Puede tratarse de peligros financieros, como el riesgo de perder dinero en una inversión, o de problemas operativos, como el riesgo de que se produzcan interrupciones en las operaciones de la empresa.
La gestión del riesgo empresarial es esencial para el éxito de cualquier organización, y hay varias formas de hacerlo. Un enfoque común es crear un plan de continuidad del negocio, que describa cómo seguirá funcionando la empresa en caso de una interrupción importante. Otro enfoque es adquirir pólizas de seguro que protejan a la compañía contra determinados tipos de riesgos. Sea cual sea el enfoque que se adopte, la gestión del riesgo empresarial es una parte importante del éxito de cualquier operación empresarial.
Estos son los principales tipos de riesgos empresariales:
Riesgos financieros
Es la posibilidad de que una empresa no pueda cumplir sus obligaciones financieras o se quede corta en liquidez para poder operar. Hay muchos factores que pueden contribuir al riesgo financiero, como una mala planificación financiera, gastos imprevistos y disminución de las ventas. Cuando una compañía se enfrenta a un riesgo económico, puede verse obligada a pedir préstamos o vender activos para mantenerse a flote. Esto puede poner a la organización en una posición difícil, ya que puede ser incapaz de cumplir con sus responsabilidades financieras.
Este tipo de riesgo puede llevar a la quiebra. Cuando una empresa se declara en quiebra, sus activos se venden para pagar a los acreedores. Esto puede tener un gran impacto en la capacidad de la organización para seguir operando, y puede resultar en la pérdida de puestos de trabajo. El riesgo financiero es un tema serio que las empresas deben conocer. Al comprender los factores que contribuyen a los problemas económicos, las empresas pueden tomar medidas para mitigar los riesgos y proteger su salud financiera.
Riesgos legales
Las empresas se enfrentan a riesgos legales en diversos ámbitos:
- Derecho laboral. Las organizaciones pueden ser acusadas de discriminación o acoso.
- Responsabilidad por productos. Las empresas pueden ser demandadas por vender productos defectuosos.
- Panorama legal medioambiental. Las organizaciones pueden ser acusadas de contaminar el aire o el agua.
- Derecho contractual. Las empresas pueden ser señaladas de incumplimiento de contratos.
Los riesgos legales también pueden provenir de fuentes inesperadas, como cuando una empresa es demandada por un antiguo empleado por despido impropio. Por ello, es importante que las compañías dispongan de procedimientos de gestión de riesgos legales para protegerse de ellos.
Riesgos Medio Ambientales
Estos riesgos medioambientales pueden adoptar muchas formas. Pueden ser pasivos medioambientales a los que se enfrenta una empresa, como la contaminación del agua por la fracturación hidráulica, u oportunidades medioambientales, como el desarrollo de fuentes de energía renovables. Las empresas también asumen riesgos medioambientales cuando se dedican a actividades que pueden dañar el medio ambiente, como la minería o la extracción de petróleo.
De igual forma, las organizaciones pueden ser generadoras de riesgos medioambientales cuando fabrican productos que podrían tener un impacto ambiental negativo, como los automóviles o los productos químicos. La gestión de los riesgos medioambientales son una parte fundamental de la actividad empresarial en el mundo actual, y las empresas deben disponer de estrategias para hacer frente a estos riesgos.
Algunas compañías optan por evitar por completo los riesgos medioambientales, mientras que otras adoptan un enfoque más proactivo e intentan mitigar los riesgos a través de sus prácticas de responsabilidad empresarial. Sea cual sea el enfoque, es importante que las empresas sean conscientes de los riesgos medioambientales a los que se enfrentan y que tengan una estrategia para mitigarlos.
Riesgos Operativos
El riesgo operativo es el riesgo de pérdida resultante de procesos internos, personas o sistemas inadecuados o fallidos, o de acontecimientos externos. Este tipo de riesgo puede darse en cualquier empresa u organización, y puede tener diversas causas, como una mala gestión financiera, catástrofes naturales y ciberataques.
Por lo general, el peligro operativo suele considerarse uno de los riesgos empresariales más difíciles de gestionar, ya que puede ser difícil de identificar y cuantificar. Sin embargo, la gestión del riesgo operativo es esencial para todas las empresas, ya que puede ayudar a prevenir o mitigar el impacto de posibles pérdidas. Hay varias formas de gestionar el riesgo operativo, como el desarrollo de políticas y procedimientos, la realización de auditorías periódicas y la inversión en tecnologías de mitigación de riesgos. Al tomar estas medidas, las empresas pueden ayudar a protegerse del impacto potencialmente devastador de los riesgos operativos.
Riesgos Sistemáticos y No Sistemáticos
Es el tipo de riesgo inherente a todo el mercado o economía, a diferencia del riesgo no sistemático, que es específico de una empresa o industria en particular. Las principales fuentes de riesgo sistemático son los factores económicos, como la inflación, los tipos de interés y el desempleo; los factores políticos, como las políticas gubernamentales y las relaciones internacionales; y las catástrofes naturales. Aunque es imposible eliminar por completo el riesgo sistemático, la diversificación es una forma de reducir su impacto. Al invertir en una combinación de clases de activos, sectores y regiones geográficas, los inversores pueden reducir su exposición global al riesgo sistemático.
Por otro lado, el riesgo no sistemático es el peligro específico de una empresa o sector concreto, que no puede diversificarse. Un ejemplo de riesgo no sistemático sería que una empresa sufriera un daño en una de sus fábricas; esto sería específico de esa empresa y no afectaría a otras del mismo sector. Ahora bien, estos riesgos pueden gestionarse mediante la cobertura previa, que consiste en mitigar los efectos del posible imprevisto. Por ejemplo, si una empresa estuviera preocupada por el riesgo no sistemático de un daño en su fábrica, podría contratar un seguro para cubrir este riesgo.
Los riesgos no sistemáticos suelen considerarse más importantes para las empresas pequeñas, ya que es más probable que se vean afectadas por acontecimientos concretos, mientras que los riesgos sistemáticos, se consideran más importantes para las empresas más grandes, pues es más probable que se vean afectadas por las condiciones generales del mercado. Sin embargo, ambos tipos de riesgo deben tenerse en cuenta a nivel empresarial.
Es importante conocer los riesgos empresariales antes de poner en marcha un negocio, porque si no se sabe cuáles son, no se pueden tomar decisiones informadas sobre cómo reducirlos. Cada tipo de riesgo tiene su propio conjunto de desafíos, pero comparten un tema común: todos pueden conducir potencialmente al fracaso de la empresa. Por eso es tan importante comprender los riesgos empresariales antes de iniciar un negocio. Si no lo hace, podría poner su negocio en un peligro innecesario.